martes, 23 de octubre de 2007

¿Y qué si Emily Dickinson no era ermitaña?

Hay biógrafos de la poetisa norteamericana que aseguran que esa fama de solitaria es infundada.
A mi no me importa. Emily Dickinson te las deja corta y al pie. Sus poemas cortos son de los mejores que leí. Algunos son demasiado floreados y muy abstractos para mi gusto.
Pero los poemas de 4 o 5 versos me encantan, los siento como puñaladas, como pequeñas muestras de lo que es el mundo, la vida. Y la imagino recitándoselos para ella misma en la oscuridad, apenas iluminada por una vela, casi como una tartamuda, cohibida de su genialidad, comunicándose tibiamente. La literatura es un acto de soledad supremo; y uno puede estar solo aún en compañia. Si lo de Emily Dickinson no es ser un ermitaño, no se me ocurre una mejor manera.

Muchos de sus poemas ACA

(recomendado: "soy nadie")

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