sábado, 27 de octubre de 2007

Anna Svidersky

Joven de 17 años es apuñalada en su trabajo por un esquizofrénico. Hasta aquí no tiene ningún aliciente la noticia como para destacarla por sobre otras muertes absurdas.

Ahora bien... si agregamos que la joven fue nacida en Rusia y criada en EEUU desde pequeña, que el lugar de trabajo era un Mc Donalds, que ella además era una de esas jóvenes amantes de la tecnología y utilizaba Internet para mostrarse por My Space, hacer amistades y compartir su vida con sus el mundo en general... tenemos un cóctel que convierten el asunto en un boom.

Por semanas, su muerte fue noticia en Estados Unidos, tanto por televisión como por los sitios informativos de la red (en la Argentina no tuvo repercusión, que yo recuerde. Personalmente, seguí el asunto por Internet). Además, en Youtube e Internet en general, proliferaron como bacterias distintos homenajes, ya sea utilizando fotos de la joven, u otras personas solidarizadas con el incidente.

¿Qué hace de la muerte de Anna una cuestión de culto? No hay que negar que la red de redes acorta los canales de la compasión, globalizando los sentimientos.

Pero cuestiones no menores hacen que este asesinato tenga tantas muestras de conmiseración:

*Anna vivía en el primer mundo; no hubiera habido tal repercusión si la víctima hubiera sido sudamericana, africana o asiática.

*Fue asesinada en un Mc Donalds; esto es crucial... fue despojada de vida en una cadena de comidas rápidas, un lugar emblemático que refleja las bondades de la sociedad bajo el ala del capitalismo: pulcritud, tranquilidad, sano esparcimiento.

*Anna era el arquetipo del joven primermundista; amante de la tecnología, la utilizaba como vehículo expresivo y de socialización. Era sana, trabajaba, no jodía a su prójimo. Más que un arquetipo... simboliza la concepción que las sociedades del primer mundo quieren tener sobre sí mismas, olvidándose de las desigualdades que genera el sistema, pretendiendo que todos se atengan al “American Way of Life” (prueba de esto es la aberración que se le tiene al asesino, considerándoselo ajeno, algo que no debería respirar el mismo aire que los buenos ciudadanos).

De aquí se desprende el porqué del fenómeno de Anna Svidersky. No es sólo su asesinato lo que llama la atención: es una gran puñalada asestada al sistema y a la filosofía y modo de vida de los norteamericanos. Es un llamado de atención a una sociedad basada en el individualismo competitivo; es un aviso a la dañina dicotomía entre empatía y progreso personal (a empatía me refiero a la que se tiene a los excluidos del sistema). Es una alerta que el problema viene de las entrañas mismas de la sociedad.

Así es como el mecanismo de defensa contra esto se refleja en la excesiva conmiseración, y en un irrefrenable deseo de que esto no se repita. Porque, al fin y al cabo, asesinatos como este (y peores) ocurren en todas partes del mundo, todos los días. He ahí la razón de que esta muerte sea tan de culto.

Link a página en memoria a la joven

Link sobre videos de Anna en Youtube

1 comentario:

Anónimo dijo...

Interesante analisis, me gusto. Sigue asì.