martes, 23 de octubre de 2007

Cada cual en su lugar

El paradigma machista en el que nos toca vivir y relacionarnos demarca bien el lugar de los hombres y las mujeres.
Creemos aplastados los prejuicios y las ideas del pasado, pero tienen sorprendente vigencia.
Al hombre le toca progresar laboralmente para darle sustento económico a la mujer y a los hijos que tenga con ésta. El imperativo social es progresar en el trabajo. No existe ese mismo imperativo para con la vida familiar.
La mujer, en cambio, debe ocuparse de criar a los hijos y ser fuente de vida. Gracias a ciertas victorias del género femenino, actualmente hay más mujeres que pueden (además) salir a trabajar. Pero si se limita sólo a esto y no tiene hijos, se la considera asexuada, como si se hubiera auto cercenado lo más preciado que tiene, la capacidad de dar vida. Si sólo cuida a los chicos, está bien visto socialmente; si hace ambas cosas, también. Pero no puede ser sino 100% eficiente en ambas actividades; no puede ser una excelente profesional y una mediocre madre.
Ahora...a un hombre existoso laboralmente no se lo juzga con la misma vara. No es moneda corriente analizar su vida familiar a ver si hay deficiencias. Es bien visto socialmente si es exitoso, aunque sea egoista con los hijos. No obstante, un hombre es un asexuado, un feminoide si sólo se ocupa de criar a los chicos. Es un flojo, un fracasado, por no poder adaptarse al mercado laboral.

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